viernes, 17 de julio de 2009

LloraLO, pero no lo olvides.

¿Sabés qué quiero? Quiero... meterme en una burbuja. Impermeable. Insonora. Inodora. Incolora. Hermética contra todo lo externo (pero también contra lo interno). Sin ruidos de adentro ni de afuera. Vacía, completamente una burbuja vacía. Pero conmigo adentro, claro. En donde pueda llorar, tranquila; pensar, tranquila; estar, tranquila; ser, tranquila; y tan sólo permanecer, neutra, tranquila. - Pero... todo eso lo podés hacer afuera también. Además, no tenés necesidad de llorar, ni adentro ni afuera. Quizás, tan sólo te hace falta relajarte. - Si, claro. Sé que puedo hacerlo afuera. Pero es bastante más difícil. Acá no puedo llorar tranquila; tengo que esperar que todos se duerman. Y, cuando eso sucede, seguro me distraigo con algo absurdo en la televisión o algún que otro juego de ingenio en la PC. Y, entonces, ya me olvidé de llorar. Lo dejo pasar, pensando que así es mejor; pero no, no lo es. Al igual que con la relajación, el yoga, la liberación de mente, la respiración profunda, la elongación, demás. Sí, sí, claro, por el momento calman. Pero, ¿qué pasa? de nuevo se deja de lado el llanto. Son formas "sanas" de reprimirlo, por decirle de alguna manera. Pero todos sabemos que, al fin y al cabo, tarde o temprano, la represión NUNCA es buena. Por eso, ultimamente no estoy de acuerdo con esa clase de ejercicios. Podrán alimentar el alma y todo lo que quieras, pero reprimen el llanto. Y eso, no es sano. - Pero, entonces... ¿Por qué no llorás, y listo? - Claramente, si fuera tan fácil no estaría aquí, ahora, planteandome esto. He intentado, pero no sale, no quiere salir. Quizás es cuestión de costumbre a no hacerlo. El organismo ya ha asimilado, tanto del propio ser como de la sociedad y su cultura, que llorar no es bien visto, no es normal. Y no debería ser así, ¡todos lloramos! O al menos todos lo deseamos. Hay determinadas situaciones, dependiendo la persona, que logran producir la segregación de ese líquido, con sabor a mar, de las cavidades oculares. A algunos les pasa más seguido. A otros no. Algunos no le dan importancia, en lo absoluto. Otros sí. - ¡Sabés que es normal! Lo tenés bien claro al parecer. Aclaraselo a tu organismo, quien parece el erróneo acá. - No es cuestión de errores o aciertos. Simplemente me gustaría llegar a un acuerdo con él, y que produzca lágrimas. Así, entre sollozo y sollozo, iré descargando la tristeza, bronca o el sentimiento causante de mi llanto; hasta volver a mi equilibrio de siempre...
...Capaz, no quiere que me descargue; ¿será una forma -triste, pero forma al fin- de recordar algo? Si lo descargo, lo saco de mí. Si lo saco de mí, lo olvido. ¡Mi organismo no quiere eso! - Lloralo, pero no lo olvides.-

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